sábado, julio 31





Denle al vano el oro tierno
que arde y brilla en el crisol:
a mí denme el bosque eterno
cuando rompe en él el sol.


(José Martí)

jueves, julio 29

El recuerdo llega de algún modo
donde fuimos yoyella
donde fuimos un todo,
un cielo en mil estrellas

nos perdimos con el doce
que conduce mi doncella
armamos carpa y reconoce
"lejos quedó cualquier huella"

Allá perdidos en el fondo
fuimos campo descampado
fuimos luciérnagas, río hondo,
mil croares encantados.

o dos cuerpos fuimos, más nada
sin timón, naufragando el Mar Deseo
en una nube a lo azul zarpada.
Iba al vaivén de tu parpadeo
y va al vaivén...
si algún recuerdo,
me lleva allí de nuevo.

martes, julio 13

Lacajonera

Estudió publicidad/
desconoce destino fatal/
impersonal/
esclavitud actual.

Estudió publicidad/ interés por diseño/ colección de afiches/ ignora que en conjunto cuentan historia más compleja: diez esquiadores van a descender por las piernas de una chica y a colisionar con una vaca más grande que los dos afiches primeros. Cinco personajes miran en distintas direcciones indicando objetos de la pieza cuyas iniciales esconden un nombre... m-a-r-t-a.../
no lo sabe/ no le interesa/ ansioso por una llamada.

Entra/ se tira en la cama/ zapatillas puestas/ globos con chicle/ duerme/
medio día/ (casi la una).

En el fondo, ocupando la esquina opuesta a la puerta de entrada, está Lacajonera. Seis cajones de alto, sobre una base de cincuenta por cincuenta, le faltan dos perillas, y tiene las puntas gastadas a expensas de golpes vaya a saber uno con qué.

Suele pasar por alto al visitante, porque a la vez de cajonera, también cumple el rol de Estantería. La tapan por encima unas veinte miniaturas de colores chillones que varían entre muñecos a cuerda, recuerdos de La Boca, porta-sahumerios, viejas sorpresas Kinder, un desodorante... y demás cuestiones que no nos interesan ahora, porque realmente no son parte de Lacajonera. (Ella es otra cosa), algo que está debajo de ese montón de chucherías, impuestas por una absurda mal interpretación de su esencia (pobrecita).

se levanta/
abre el segundo/
el tercero/
le arranca una remera roja/
patea el tercero/
el segundo/
sale

Sus cajones -que a veces, con la presión de algún buzo, crujen- han perdido por completo su función Ordenadora. O mejor aún, adoptaron un sistema mucho más complejo de almacenamiento (en su mayoría de vestimenta) que sigue su propio orden,- y aunque él no lo sepa-, así como está: en Lacajonera uno siempre siempre podrá encontrar (en su justo lugar) tal o cual bermuda o pulóver. Esto, que para algún empleado administrativo, un archivólogo o un coleccionista sería "Lo caótico", es lo que prefiero llamar: "Lo auténtico":

Los tres cajones de abajo albergan en bloque una masa arrugada y multicolor de prendas aprisionadas. De ahí, con paciencia uno puede adivinar los distintos grupos sociales que le dieron cabida años atrás. Casi podríamos hacer una línea histórica (un mazacote arrugado histórico) pero él, no. Hoy da todo eso que ha hecho, todo eso que él es… al olvido. Por ejemplo: cuando un short deportivo o una camiseta amarillenta se dejan ver sobre el montón, para empaparlo con un baldazo de pasado... lugares como la explanada donde jugaba al básquet, allá en cuarto grado; o mateando con el abuelo que en ese momento usaba esa camiseta... No. Él no le da importancia. Sofoca de entrada toda traslación temporal con un indiscreto cajonazo.

Los dos que siguen tienen una vida mucho más dinámica. Y eso se nota a simple vista por la falta de perillas y el desgaste de las puntas. De ahí, entran y salen casi siempre remeras, y algún buzo. Las veces que la velocidad de la rutina, se conjuga con la inevitable necesidad de verlo todo Ordenado; comprimen al mínimo (contra la voluntad de tales ropajes) un pantalón o una campera (de más está decirlo, contra la voluntad de tales ropajes). De la presión que hacen por salir, y la que él hace al empujar, resulta la imagen de una Lacajonera que parece empachada, asqueada de ropa, tratando de escupir alguna manga.

El último cajón de arriba corresponde a la ropa interior. Y es el único que permanece ordenado, pese a la ya descripta veloz e irrespetuosa utilidad del mueble. Tal vez sea porque tiene pocos calzoncillos, o porque de chico heredó la costumbre de hacer pelotas de trapo con sus medias. De cualquier modo, este cajón es el Orgullo de Lacajonera.

entra (con Ella)/
abre el primero/ esconde condones/
sale (con Ella)

Tres condones, dos dados, un yoyó, hilo sisal. Un viejo control remoto, tres, cinco naftalinas, un antifaz. Dos lentes de sol (uno de la tía), un guante, un gorro, una funda para una bolsa de agua caliente. El otro guante, el rosario de la abuela, una moneda vieja, recuerdos de Ella, y la tan predecible ropa... hacen de esa simple estructura maderil: Lacajonera.

Llaman al celular/ -“sí sí, por supuesto, ahí estaré”-/ los “creativos” lo “aceptaron” para “laburar”“ad-honorem” en una “Boutique creativa”//

despeja la cama/
vacía limpia los cajones/
uno-a-uno los cajones/
tira la rota ropa, y Ordena/
sobre todo: Ordena
los cajones/en grado ascendente/
según nivel de abrigo, según frecuencia de uso/
porque es más rápido/ eficaz/ según/ y en orden.