martes, mayo 17


Ya no quiero preocuparme por lejanas amistades, mis vicios son mis vicios, mis locuras: mis desquicios. Quién quiere escucharme, (nadie), cuando desespero (nadie), cuando quiero ser sincero cuando quiero descargarme (¡nadie, nadie, nadie!).

Entonces escuche don nadie, porque en este carnaval, usted diseñará el disfraz, ¡siempre estará el capataz! ¡siempre el puesto laboral! ¡A su juego cada cual! Di tú, si está bien, si está mal, si espiritual, si carnal, si te parece moral, normal, sensual, anal, infraintestinal, extrasentimental.
Pero no vengas a tocar lo que no te corresponde, hablemos claro: si es sencillo, algo esconde, y no quiero decirte dónde, pero sé que va a sangrar, y no vayas a intentar pasarme a mí ese bajón.

Dejame que te diga, antes que pase otro día, que esas costumbres atrevidas son heridas agresivas para quien busca el contento, empujado con el viento y aunque falto de guiso, andando a paso macizo ¡agrieta nomás el piso! Dejando huella misteriosa, para quien tenga la curiosa necesidad de sentirse vivo. Ser en este mundo activo, ser pez, cóndor, mariposa; ser oso, dragón abrasivo, ser presencia escandalosa para el orden sin sentido de este mundo persuasivo.