lunes, octubre 4

Leer quiero
mi ciudad
cual poema surrealista,

(pero sin la musicalidad
de asquerosas bocinas
ni alarmas malditas).

Leer quiero
nuestras calles
con un gran anteojo-bicicleta
y te den a vos la tuya
en la próxima biblioteca;

y comprar los rulemanes
en la librería,
y conseguir los mejores
libros de poesía,
a la vuelta, en el barrio,
en la bicicletería amiga.