jueves, mayo 7

Minificción legendaria



Uno de los recursos más ilustrativos, que tiene La Ilíada en su narrativa, son los símiles.

Son comparaciones que Homero hace para resaltar alguna situación dentro de su gran obra, que dos mil ochocientos años más tarde, siguen generando imágenes mentales, que ni millones de dólares Hollywoodenses podrían comparar.
Son pequeños relatos, que aislados del poema, pueden igualmente leerse como la mejor minificción.

[Algunos símiles presentan escenas de violencia, se recomienda a los señores padres estar acompañados de algún hijo. Al fin y al cabo los violentos somos los grandes].



“Así como el Noto derrama en las cumbres de un monte la niebla tan poco grata al pastor, y más favorable que la noche para el ladrón, y sólo se ve el espacio a que alcanza una pedrada; así también, una densa polvareda se levanta bajo los pies de los que se ponían en marcha y atravesaban con gran presteza la llanura.”



“Como un león hambriento que ha encontrado un gran cuerpo de cornígero ciervo o de cabra montés, se alegra y lo devora, aunque lo persigan ágiles perros y robustos mozos; así Menelao se holgó de ver con sus propios ojos al deiforme Alejandro (…) y al momento saltó del carro al suelo sin dejar las armas”

“Como el que descubre un dragón en la espesura de un monte, se hecha con plenitud hacia atrás, tiémblale las carnes y se aleja con la palidez pintada en sus mejillas; así el deiforme Alejandro, temiendo al hijo de Atreo, desapareció en la turba con los altivos troyanos”



“Como de la hendedura de un peñasco salen sin cesar enjambres copiosos de abejas que vuelan arracimadas sobre las flores primaverales y unas revolotean a este lado y otras a aquél, así las numerosas familias de guerreros marchaban en grupos, por la baja ribera, desde las naves y tiendas al ágora”



“Como el nubarrón, impelido por el céfiro, camina sobre el mar y se le ve a lo lejos negro como la pez y preñado de tempestad, y el cabrero se estremece al divisarlo desde la altura, y, antecogiendo el ganado lo conduce a una cueza; de igual modo iban al dañoso combate, con los Ayantes, las densas y oscuras falanges de los jóvenes ilustres, erizadas de lanzas y escudos”



“Como el Céfiro mueve con violento soplo un crecido trigal y se cierne sobre las espigas, de igual manera se movió toda el ágora”



“Cual se columbra desde lejos el resplandor de un incendio, cuando el voraz fuego se propaga por vasta selva en la cumbre de un monte, así el brillo de las broncíneas armaduras de los que se ponían en marcha llegaba al cielo a través del éter”